lunes, 3 de marzo de 2008

Menú de Malvada Madrastra

Efectivamente, soy una Malvada Madrastra. Las mayúsculas son para darle al título la grandeza que merece, y en el título de este post se deben principalmente a que me gustan los títulos "aliterativos". Estoy leyendo una novela con un título estupendo, pero eso merece un post en sí mismo.

Ayer vino mi "hijastra" a cenar, y la ocasión merecía un Menú de Malvada Madrastra. Teniendo en cuenta que es sumamente norteamericana en sus gustos (es decir, hay una inmensa cantidad de cosas que no le gustan, incluyendo todo lo que no conoce :-), (mil perdones a todos los norteamericanos con papilas gustativas más aventureras), preparé una cenita a prueba de bomba -una no se puede equivocar con los spaghetti-. Como este menú es facilísimo y muy bueno, os lo propongo, para uno de esos días en los que estais a falta de "comfort food". Nada como los hidratos de carbono de la pasta para hacerle a uno feliz. He adoptado esta receta, que se ha vuelto un clásico para cuando invito amigos a casa y no me apetece hacer nada complicado.

La receta de spaghetti es una mezcla de dos recetas, sacadas de un libro de Josée di Stasio, que hace furor en Tele Quebec con un programa de cocina. Josée es una quebequesa de origen italiano, como hay tantos en Montreal. La gran ola de inmigración italiana en los años 50 creó un barrio llamado "La petite Italie", donde hay un mercado y un montón de tiendas para los aficionados al buen comer. Como afirma Josée, "la cuisine italienne rend heureux". Totalmente de acuerdo. Especialmente cuando aún nos queda un mes de invierno. Si no me créeis, probad a prepararos esta receta un día gris y deprimente. Ya veréis como después de haberos comido un plato, todo irá mejor. O casi todo.


Spaghetti alla carbonara y tomates confites:

Pues eso, hago una carbonara tradicional con ajo confitado -versión ligera, en lugar de sofreír daditos de tocino o panceta, que es lo mandan los cánones, como monsieur M. y yo andamos preocupados por la línea, uso prosciutto, que es lo más parecido al jamón serrano que puedo encontrar aquí-. Y preparo aparte unos tomates confitados, en los que aprovecho para confitar ajo también. Estos tomates, que pasan toda la mañana en el horno concentrando su sabor y aroma, son una maravilla. Veréis cómo perfuman toda la casa. En la receta del enlace, dice que el horno debe estar a 140 grados, pero he leído muchas variantes. Personalmente, prefiero hacerlos a no más de 105-110 grados, y dejar que pasen más tiempo (unas tres horas).




Antes de meter en el horno. Esta vez he probado los tomates confitados de dos maneras: frescos, arriba en la foto, (tienen que ser pequeños, si queréis evitar el trabajo de escaldarlos y pelarlos antes. Si son muy grandes, debéis cortarlos para cubrirlos de aceite, y el agua que sueltan impide que se "confiten", que se caramelicen) y también tomates en lata, abajo.

Normalmente uso hojas de albahaca fresca y unas ramitas de tomillo. Ayer me tuve que arreglar con hierbas secas, pero también sale rico.

Deberéis sacar el ajo del horno antes que el tomate, al de una hora más o menos. Cuando esté blandito y listo para hacer puré, vaya.




Tres horas más tarde. La casa olía... mmm...

El ajo lo saqué antes, y lo mezclé con las yemas de huevo y el queso parmesano, más un poquito del aceite de cocción.




Se mezcla con la carbonara y el resultado es ... antidepresivo. Ojo con el ajo confitado, engaña mucho. El sabor no es muy pronunciado en boca, pero hay que quitar el germen cuidadosamente. De lo contrario, os arriesgais a "saborear" los spaghetti durante largas horas después de la comida.
El aceite restante, infusado de sabores de ajo y tomate, es fantástico para hacer vinagretas, fondos para sopas, o un simple chorrito alegra unas patatas al vapor. Los tomates confitados, solos encima de una tostada de buen pan (bruschetta), también son estupendos.


También hice un postre, pero "eso es otra historia y os la contaré en otra ocasión".

2 comentarios:

Maria Fernanda dijo...

Se ve buenísimo...estoy babeando... Cuándo hablas de norteamericanos, ¿Incluyes a los mexicanos? Sólo para saber si ponerme sensible o no ;)

Arantza dijo...

NOOOO... para el españolito medio, como yo, norteamericano = gringo. Un poco más "güerito" que tú (¿se escribe así? ¿se mejora mi mexicano? :-)