martes, 11 de marzo de 2008

Care for a cookie?

Esta frase cortés siempre me ha parecido graciosa. Siempre me dan ganas de responder : "Of course I care!". Aunque sólo sea utilizada por anglófonos de una cierta edad (o de una edad cierta), es decir, viejecitas. Pero no tengo ningún problema con las viejecitas inglesas, o canadienses anglófonas. Es más, las adoro. Pena que nunca podré ser una viejecita anglosajona...

Soy una monstrua de las galletas. Aunque debería decir de las cookies, que no son unas galletas cualquiera.


Donde realmente me aficioné a las cookies fue en Escocia, donde comí shortbreads sin contarlos, galletas con chunks de gengibre confitado, y las galletas de avena... el té sin galletas era como una primavera sin flores.


En los USA se ha llevado el arte de hacer galletas a su punto de decadencia máxima (en el buen:-) sentido de la palabra) : pepitas de chocolate y nueces de pecán, chocolate blanco y nueces de macadamia... aahhh. Estas galletas pueden ser blanditas, con una textura un poco "chiclosa", o crocantes.


Aquí en Canada, como en los USA, hacer cookies es una actividad que uno hace con los niños (por fácil y por el resultado). Los anglófonos hacen cookies para intercambios de cookies con los compañeros del trabajo, por Navidad, como regalo...


Las de las fotos (THE cookie :-), las he hecho con pepitas de caramelo (lo que llamamos toffee en España) y de chocolate negro.Una auténtica guarrada, pero qué buenas.





Os doy la receta, en dos versiones: chewy (chiclosilla) o crujiente (la que hice ayer). Pongo igualmente un enlace a una versión en castellano que he encontrado, lo más parecida posible a estas recetas. Las recetas son las más clásicas que he podido encontrar. Como están en inglés, un indicación para el horno : 350 grados Farenheit equivalen a unos 180 Celsius. Podéis cambiar los tropezones a voluntad (nueces, avena, hasta M&M's o Lacasitos), y para los que se preocupan por la cantidad de grasa que se acumula en su cuerpo serrano, he aquí un truco : sustituíd la mitad de la mantequilla por puré de manzana cocida sin azúcar, y la otra mitad por un aceite vegetal de sabor lo más neutro posible, girasol o soja (para eliminar las grasas saturadas de la cosa). Pero para conseguir la auténtica textura, yo las hice en versión íntegra no censurada. La única concesión a la salud fue que remplacé la mitad de la harina por harina integral, la consistencia no cambió, si acaso mejoró. En repostería hay que andar con mucho tiento, si se cambia un ingrediente o las cantidades, la textura se altera de forma notable.

Si no cocináis, animaros a intentar unas galletas. Es fácil, y la casa huele deliciosamente después de hacerlas. Ya me contaréis los resultados.

¿Otra galletita, darlings?

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